¿Estás pensando en emigrar a Melbourne? Conoce la historia de Julia Gómez, quien pasó largos meses en esta fascinante ciudad, la capital costera del estado de Victoria situada geográficamente en el sureste de Australia. Allí vivió -y sobrevivió durante la pandemia de Covid-19-, sus primeros tiempos de emigrante cuando se lanzó a dejar Argentina, el primer país en el que permaneció luego de haber decidido primero abandonar su principal zona de confort en Colombia, su casa natal.
Emigró sola, un factor y exponente que en ciertas ocasiones aumenta la adrenalina y, al mismo tiempo, multiplica la sensación de incertidumbre y soledad en muchos viajeros. Aún así, en una entrevista con Nómadas Experience Julia sostiene que aquello la ayudó a descubrirse y fortalecerse verdaderamente en un 110%.
Encontrarse decidiendo sobre cómo sobrellevar a su manera las adversidades que iban apareciendo no es algo que se aprenda aquí o allá pero de algo estamos seguros: en el camino se presenta.
Hoy, y luego de unos cuantos largos meses como una principiante en todo lo relacionado a migrar, su proyecto de vida es conseguir la PR, el Permanent Resident (permiso de residencia) en Australia.
Gracias a un trabajo que pareciera haber llegado en un momento “justo”, pasó de vivir en Melbourne a relocalizarse en Adelaide, ciudad en donde actualmente traza todos sus planes. Entre ellos, haberse anotado recientemente en un curso de diseño.
¡No te pierdas su testimonio en primera persona sobre una experiencia de emigrar a Melbourne!
La vida antes de emigrar
¿Cómo era tu vida viviendo en Argentina? ¿Cómo estaba compuesta tu agenda y/o rutina antes de salir del país en el que estuviste tanto tiempo?
Cuando vivía en Argentina estaba haciendo mi carrera de Diseño Gráfico en la Universidad de Palermo. Mi etapa en Argentina fue una experiencia única y que, en parte, me formó para ser la persona que soy hoy. Aquella fue mi primera vez viviendo sola y más aún viviendo en otro país con solo 18 años.
Mi vida en Buenos Aires era una vida normal, pues iba a la universidad, salía a los bares a tomar cerveza con mis amigos, tenía mi grupo de amigas argentinas con las cuales salíamos de joda, tenía mi novio e iba al gym. Suena muy lindo pero también tenía mis momentos amargos y de tomar decisiones viviendo sola y lejos de mi familia.
Antes de salir de Colombia era una persona muy tímida, insegura, me daba vergüenza hacer muchas cosas y me preocupaba mucho por el qué dirán. Cuando llegué a Argentina, llegué con muchos miedos y con muchas ilusiones. Conocí gente de todas partes del mundo y formé muy bonitas amistades que aún conservo: hoy todos estamos viviendo en diferentes partes del mundo, tanto así que nuestro grupo de Whatsapp se llama “Sin Fronteras”.
Ya una vez instalada en Argentina, durante las vacaciones de verano iba a Colombia, donde me quedaba cada diciembre hasta marzo para encontrarme con mi familia.
Luego, las vacaciones de invierno las usaba para conocer Sudamérica: así fue como pude viajar a rincones de la Patagonia argentina y recorrer parte de Chile, Brasil y Uruguay.
En uno de los tantos viajes que he hecho se me dio la oportunidad de conocer el otro lado del mundo y visitar lugares como Singapur, Camboya, Tailandia, Indonesia y Australia. Este viaje cambió mi vida: los últimos días que estuve en Melbourne, allá por el 2014, sentí que pertenecía a ese lugar.
¿Qué te llevó a tomar la decisión de emigrar?
Al regresar a Colombia después de vivir en Argentina y conocer un poco el mundo me di cuenta que amo mi hogar, mi familia y mis amigos pero sentía que no pertenecía más ahí. Quería explorar más el mundo, sentirme en un lugar diferente a lo que yo estaba acostumbrada, quería salir de mi zona de confort.
También viendo la situación económica de mi país me puse a pensar que progresar en Colombia siendo Diseñadora Gráfica era un poco difícil por el tema salarial. En Australia sabía que, aunque siendo mesera, podía ganar y vivir mejor y viajar por el mundo de manera más fácil.
“Salir de mi zona de confort”: el himno de toda una generación migrante
¿Qué fue lo más desafiante del proceso migratorio?
Lo más desafiante ha sido enfrentar ciertos retos sola, como sobrevivir el lockdown por el Covid-19 en Melbourne o incluso expresar mis emociones en otro idioma. También el haber experimentado ciertos trabajos que pensé que eran una actividad “fácil” pero que requieren de mucho trabajo físico y mental.
Trabajar los fines de semana ha sido algo que me ha costado aceptar. También la parte económica es un poco desafiante ya que uno acá tiene que saber muy bien en qué se gasta el dinero y hay que ser muy cuidadoso ya que uno en Australia no puede mantener el mismo ritmo de vida como sí lo haríamos en nuestro país origen.
“Este proceso hay que hacerlo desde el corazón y disfrutar cada día con su afán”.
¿Qué fuiste a estudiar y cuál fue tu objetivo?
Al principio mi idea era hacer un Master de Marketing en Melbourne y ver si con eso me podía quedar o sino me regresaba para Colombia, pero al estar en este hermoso país uno se enamora por más ups and downs que uno tenga.
“La vida acá es increíble sin importar dónde se vive, en qué se trabaja y cuánto se gana. Siempre uno la está pasando genial y por esta razón emprendí mi camino migratorio”.
Ahora voy a comenzar un curso de pintura y decoración que me puede ayudar con la residencia. Esta es una de las razones por las que me mudé a Adelaide -la capital y la ciudad más poblada del estado de Australia Meridional, ubicada a unos 640 kilómetros de Melbourne-.
¿Cuáles son las cosas que más te han impactado al llegar?
Las cosas que más me impactaron al llegar fueron varias: entre ellas, que las calles y las escaleras eléctricas son del lado contrario al que estaba acostumbrada en los países que había estado antes… Todavía me pasa que miro al lado equivocado.
El acento al principio cuesta entender, pero uno después se acostumbra. Que los cafés los cierran a las 15:00 horas y en verano me impactaba mucho que a las 21.30 horas todavía haya sol. También que acá la gente es muy amable y super relajada, donde siempre se ayudan los unos a los otros, cuidan mucho su salud mental y cuando uno está en un pueblito o uno está de paseo todo el mundo te saluda.
Otra cosa que me impacta mucho en Australia es que acá las palabras tienen mucho poder y lo que uno dice es y se hace. También que cuando uno está trabajando, a veces puedes negociar los días que uno quiere trabajar y que si uno quiere una semana libre para irse de paseo también lo puede hacer sin ningún problema.
Las playas, en especial el South Australia, me impacta todavía por su grandeza, la mezcla de los diferentes tonos de azul y la cantidad de animales que uno se encuentra en el mar, como ser por ejemplo tiburones blancos, delfines, leones marinos, caballitos de mar y estrellas de mar.
¿Crees que emigrar a Melbourne te cambió la vida? ¿Por qué?
Emigrar a Melbourne me cambió la vida en muchos aspectos: me volvió una persona más madura, aprendí a tomar decisiones por mí misma, apreciar mi familia y la vida que tenía en Colombia -cosa que antes no hacía-.
Me ayudó a vivir el presente, a ser fuerte de cuerpo y mente, entender que muchas cosas son pasajeras y que pasan por algo o es parte del proceso.
Me convertí en una persona resiliente y muy agradecida. También me di cuenta que no necesito mucho para ser feliz. Ahora estoy bien, tengo un trabajo estable, vivo donde siempre soñé, en Australia y cerca al mar, estoy saludable.
Aprendí que menos es más, no necesito mucha ropa para verme bien o usar el hit del momento, que tampoco necesito salir a los lugares de moda o todos los festivales para estar al top con la gente, sino que la vida simple es hermosa.
Estar un día en la playa, en el parque salir a tomar un café, ir a los mercados, caminar, vivir simple y tranquilo lo es todo.
“Aprendí a controlar mi mente sobre cosas que a veces pasan y me siento homesick pero recuerdo cuáles son mis objetivos al venir acá y eso me hace más fuerte”.
He aprendido a apreciar las personas que trabajan en hospitality y en retail ya que no es un trabajo fácil, a ser una persona que se preocupa por su cuerpo, mente y alimentación.
Aprendí también a viajar y a estar sola, he aprendido a saber qué quiero, para dónde voy y pensar y ver las cosas siempre del lado positivo. Porque en esta experiencia todo es un aprendizaje y todo pasa por algo.
¿Qué le dirías a tu “yo de antes” sobre dar el primer paso para emigrar?
Esta pregunta me sacó lágrimas… A la Juli de antes le diría gracias por soñar, por tomar la iniciativa y que por más de que sus papás se lo negaran al principio y no le tuvieran fe, ella siguiera insistiendo para que esta aventura que ahora se ha convertido en su proyecto de vida sucediera. Le diría gracias por luchar en los momentos más difíciles en el lockdown, gracias por no rendirse cuando todo parecía imposible.
Gracias por hacer hasta lo imposible para remar hasta el día de hoy, por ser fuerte e irse guiando por las señales y oportunidades que la vida le ha dado en Australia.
Que también ella ha trabajado duro para estar hoy en Adelaide y que también lo ha disfrutado, ha conocido gente increíble, ha viajado a lugares que parecían sueños y ha construido recuerdos que nunca se borrarán de la memoria.
Gracias por convertirte en una persona positiva. Todavía falta camino para recorrer, que todavía no está fácil, hay que seguir luchando, soñando en grande, salir de la zona de confort y siempre recordar el por qué estoy acá.
Juli nos comparte qué le diría a su yo de antes sobre haberse animado a hacer esta experiencia.
Ahora viene lo más importante, hacer experiencia en diseño gráfico y en pintura en Adelaide, trabajar fuerte para pagar estos estudios, volver a casa que no he ido en estos 4 años y conseguir la PR. Que cuesta sí, que es difícil sí, pero esto es parte de la experiencia de vivir lejos de casa y es el precio para conseguir residencia en otro país y por eso esto se ha convertido en mi proyecto de vida.
¿Cómo te ayudó Nómadas en este proceso de emigrar a Melbourne?
A Nómadas lo encontré casualmente por una publicidad en Facebook sobre un workshop / taller para aprender a hacer café. Me inscribí pero la verdad ese día tenía mucha pereza de ir hasta el centro de la ciudad pero igual algo en mí me dijo que fuera.
Allí fue donde aprendí muchas de las técnicas que uso hoy en día en mis trabajos de barista, conocí una muy buena amiga de Japón que, por cosas de la vida, terminamos trabajando juntas en un café.
Gracias a otras personas, ese día me puse a hablar de mi proyecto de ese momento que era estudiar Child Care y me dijeron que con ese estudio era complicado conseguir residencia… Casi entro en un ataque de pánico.
¿Cuán importante fue para ti tener un guía?
Ani, que fue mi primera Guía Nómada, me ayudó a formar otro plan migratorio y ahora con Luisa, que es mi guía también, estoy muy feliz porque está pendiente de mí, me escucha, me ayuda y se ha convertido en una amiga más.
Nómadas ha estado siempre pendiente de mí. Son super rápidos con los procesos, si uno necesita una cita o una llamada hay muchas horas accesibles y son cumplidos con los horarios para llamarlo a uno. En cierta forma no lo van a abandonar o dejar “tirado”.
Cuando me salió el trabajo en Adelaide, me tenía que mudar ASAP (“As Soon As Possible”), y Luisa de Nómadas Experience se puso la 10 y me consiguió un curso increíble en Adelaide, me aceptaron en el colegio en días. Me ayudó con la visa y todo esto fue en unas 3 semanas que realicé este cambio.
Estoy tan feliz que ya estoy renovando mi tercera visa con Nómadas y estoy muy feliz de que me están acompañando en este proceso. Pronto celebraremos la PR juntos. Los recomiendo a ojos cerrados.
De Melbourne a Adelaide: el recorrido de una Juli en busca de su PR
¿Cómo es un día tuyo viviendo en tu destino actual?
Cuando tengo que trabajar en la semana, me levanto, me arreglo y voy caminando o en bus a mi trabajo, que es un café. Ahí estoy entre 4 a 8 horas, y después voy al gym.
Si es verano, medito viendo el atardecer en la playa o si es invierno vuelvo a mi casa para seguir con mi rutina de la noche y volver a comenzar al día siguiente.
Cuando tengo que hacer doble shift, porque a veces trabajo en bares y en eventos después de mi trabajo en el café, salgo corriendo para llegar a estos trabajos a tiempo y estaría llegando a mi casa en altas horas de la noche.
Y si me toca trabajar un fin de semana es la misma rutina pero apenas salgo del café voy a la playa, o me veo con mis amigos en un bar o una casa.
En un día libre me gusta levantarme temprano, ir al gym, tomar breakkie (desayuno australiano) y después ir a la playa. A veces por la noche salgo con mis amigos, o estudio, veo películas en la casa o hago los quehaceres o trabajo en mis proyectos personales.
¿Qué es lo que más te gusta de vivir ahí?
Me gusta mucho la tranquilidad. Me siento segura en las calles al ser mujer sin sentir acoso como lo sentía en Colombia o en Argentina. La facilidad de hacer o conseguir las cosas y que acá se tiene de todo, no hace falta nada y se puede conseguir de todo. Que aunque mi trabajo sea mesera, barista o bartender puedo tener una vida increíble sin gastar tanto dinero. Acá si uno quiere algo lo puede lograr.
Algo que también me ha gustado mucho es la simplicidad de las cosas. Nadie lo juzga a uno, la facilidad de viajar, las playas y que uno la puede pasar delicioso sin gastar tanto dinero. También los parques naturales, las plantas, los animales y la variedad de comida internacional que se puede llegar a tener.
“Las estaciones me encantan, porque uno cambia de planes con los amigos en cada temporada y se viste diferente, además que la naturaleza es hermosa en cada estación”.
¿Qué es lo que más te cuesta de estar lejos?
Lo que más me cuesta de vivir lejos es estar cerca de mi familia y mis amigos, estar a tantas horas de diferencia con Colombia (yo estoy 16 horas más). También me cuesta que, a veces, como este no es mi país tengo que quedarme callada con muchas cosas que me dicen o me hacen.
¿Qué puedes contar sobre la vida social allá?
Mi vida social acá es casi igual que mi vida social de Colombia. Eso es porque dejé la vergüenza a un lado y me abrí a conocer gente. Acá la gente, sean australianos o viajeros, son amigables y muy sociables.
“Es muy chévere porque uno siente que todo el mundo está en la misma vibra que uno, viajando y explorando Australia. Entonces uno a veces conecta con gente y hay ciertos amigos que se convierten en tu familia al estar en este lado del mundo”.
Por mi parte puedo decir que he tenido la oportunidad de conocer y formar bonitas amistades con diferentes personas del mundo. Como ser, de la India, Indonesia, Japón, Inglaterra, Grecia, Italia, Brasil, Fiji, Australia, Holanda, Austria, Argentina, Nepal y obviamente tengo mis amigos de Colombia. Pero trato de tener amigos de otras partes del mundo para conocer otras culturas y para practicar el inglés.
En Melbourne dejé a mis amigas de la BottleO que se convirtieron en mis hermanas. En Adelaide me tocó volver a empezar de 0, pero me he topado con gente increíble como mis 2 housemates que siempre están pendiente de mi. También tengo un amigo que conocí en el trabajo que ha estado a mi lado apoyándome y dándome consejos cada vez que lo necesito.
Algo que me ha ayudado mucho para conocer gente es trabajar en hospitality o volverme un recurrent customer en un café y volverme amiga de los meseros. O ir a un bar, a la playa o a un parque y hablarle a desconocidos. Es una oportunidad muy grande para hacer amigos. Acá como dije todos estamos en la misma vibra y todos queremos conocer gente nueva. Lo más importante es dejar la vergüenza a un lado y abrirse al mundo: un “¡Hola! ¿Qué tal tu día?” no se le niega a nadie en Australia.
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